Muchas veces estamos buscando la aprobación de los demás, actuamos para pasar desapercibidos, para no molestar, para encajar. Parece que tuviéramos necesidad de escuchar de los demás un te quiero, te acepto, me parece bien lo que estás pensando o haciendo, creo que eres valioso.
¿Y sabes? Hay alguien que independientemente de tu historia, de tus circunstancias, de tus comportamientos, te ama y te acepta siempre: Dios. El es el mejor amigo, el que siempre está contigo, el que te ve con amor, con bondad. A veces pensamos que estamos solos, que no hay con quien conversar, con quien recibir ese aire psicológico para continuar y no es así. Siempre, en todo momento y lugar está Dios. A Él no tienes que demostrarle que eres productivo, o competente, o suplicarle amor. Él siempre te da amor y ternura, te escucha, te abre nuevos caminos, cree incondicionalmente en ti. Abrele tu corazón, permítete sentirlo, háblale, recuerda que Dios siempre te acepta y te ama.